Optimismo vital by Bernabé Tierno

autor:Bernabé Tierno [Tierno, Bernabé]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Autoayuda
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T05:00:00+00:00

Ni quiero ni rechazo nada de modo absoluto, sino que consulto siempre las circunstancias. Confucio

¿Cómo podemos aplicar a un caso concreto las preguntas de esperanza para crear respuestas positivas? Veámoslo en un caso real. El año pasado pasó por mi consulta una mujer de cuarenta años que llevaba un año tratándose de depresión endógena y no había logrado superarla con antidepresivos. Era una mujer bastante atractiva, de mediana estatura, con una evidente obesidad. Desde el primer momento se manifestó con un claro autolenguaje negativo y de desesperanza en sus afirmaciones: «Lo mío no tiene arreglo», «estoy condenada a estar gorda toda la vida», «la depresión ha podido conmigo». Las preguntas también eran derrotistas: «¿Cuánto tiempo me va a soportar mi marido?», «¿qué va a ser de mí dentro de unos años?», «¿por qué yo no adelgazo y todos mis hermanos están en su peso casi ideal?».

Después de un año de tratamiento farmacológico, a su psiquiatra (gran especialista en depresiones) no se le había ocurrido la idea de intentar variar en su paciente este autolenguaje tan deprimente. Le había cambiado varias veces de antidepresivo y le aumentaba la dosis. La pobre mujer pasaba la mitad del día dormida y como una acelga, y para remate le había asegurado tajante: «Los psicólogos no están capacitados para tratar depresiones endógenas». Al final fue el marido quien decidió probar con un psicólogo (yo), a ver si podía hacer por su esposa lo que no estaban haciendo los antidepresivos.

Cuando esta buena mujer me escuchó decirles a ella y a su marido que la interpretación catastrofista (en afirmaciones y preguntas) que venía haciendo del exceso de peso era la causa principal de todos sus problemas y de la depresión que padecía, me miró con expresión de desconfianza y me dijo: «Usted me dice eso para animarme, pero sabe que está mintiendo». Le contesté: «Yo no le miento jamás a un paciente, y le estoy diciendo la verdad más rotunda, que está curando a miles de personas que siguen terapias reconfortantes capaces de cambiar lo negativo en positivo de la mano de la moderna psicología positiva». Poco a poco le enseñé la práctica del autolenguaje, de las afirmaciones positivas y de la visualización que debía aplicar a su problema, técnicas que debía practicar a diario. En ocho semanas, esta mujer, que puso todo el empeño en cambiar su actitud negativa y lo consiguió, había perdido diez kilos y se encontraba feliz, con unas verbalizaciones rotundas de autoconfianza y seguridad, sabiendo que ahora era ella misma quien dirigía su propia vida como inteligente y motivada arquitecta de su futuro y de su destino.

Para terminar este capítulo sobre las circunstancias, no me resisto a comentar una noticia que acabo de ver en la televisión y en los periódicos: una joven etíope, que fue adoptada por una mujer española a pesar de ser ciega y sorda de nacimiento, ha aprobado la selectividad con un ocho de nota media y piensa hacer una carrera universitaria. No podía venirme a las manos

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